Durante su participación en La Casa de Alofoke, el exjugador de béisbol Luis Polonia se quebró al narrar un episodio doloroso: reveló que su hijo Alberto planificó y colaboró con delincuentes para robarle la caja fuerte del hogar. Polonia contó que el atraco ocurrió hace varios años y que, tras intentos fallidos, los asaltantes lograron ingresar armado, despojarle de prendas y alrededor de cuatro o cinco millones de pesos en efectivo y en prendas de valor.
Según el relato del comunicador, la operación fue planificada con cuidado: los implicados “le hacían seguimiento” durante días para asegurarse de la ausencia de otras personas en el apartamento. En la primera incursión no tuvieron éxito; en la segunda, entraron con violencia y se llevaron el botín. Lo más cruel para Polonia fue enterarse de que a su hijo le habrían dado apenas 100 dólares por su participación. Entre lágrimas, el exbeisbolista expresó su mezcla de dolor y amor paterno: por un lado el reproche y la rabia, por el otro el deseo de recuperar a su hijo y ofrecerle perdón.
De ídolo en los diamantes a víctima de una traición familiar

Luis Polonia fue una figura destacada en el béisbol dominicano e internacional: su velocidad en los jardines, su consistencia ofensiva y su larga trayectoria en Grandes Ligas lo convirtieron en un referente para muchas generaciones. Fue reconocido por su aporte en equipos importantes y por dejar un legado deportivo que todavía recuerdan aficionados y colegas. Esa misma grandeza en el terreno contrasta ahora con la vulnerabilidad humana que mostró en el reality al hablar de la traición por dinero dentro de su propia familia.
Reflexión sobre la pérdida de confianza y el peso del dinero

El caso que compartió Polonia abre una reflexión dura pero necesaria: cuando el interés económico desplaza los lazos familiares, la confianza se quiebra de forma profunda y dolorosa. Historias como esta demuestran cómo la pobreza, la impulsividad o problemas personales pueden llevar a decisiones que destrozan relaciones. Al mismo tiempo, la escena dejó ver la complejidad de la paternidad: el deseo de corregir, el amor incondicional y la esperanza de reconciliación conviven con el rechazo y la indignación.
Polonia pidió a su hijo que no se acerque mientras no cambie, pero también reconoció sus propios sentimientos y la intención de buscarlo y abrazarlo si se le presenta la oportunidad. Es una muestra de que, más allá de la fama y la gloria deportiva, existen fragilidades humanas que acompañan a cualquier persona, por muy grande que haya sido en su carrera.
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