
En los barrios dominicanos, el celular no es solo una herramienta de comunicación: es un símbolo de identidad, estatus y pertenencia. En sectores como Capotillo, Herrera, Los Mina o Cienfuegos, los teléfonos móviles reflejan no solo el nivel económico de sus dueños, sino también su forma de ver el mundo digital que los rodea.
Android: el rey de los barrios

En República Dominicana, el sistema Android reina con fuerza en los barrios populares. Su bajo costo y facilidad de uso lo han convertido en la opción predilecta para miles de dominicanos.
Los modelos de marcas como Samsung, Xiaomi, Tecno y Realme dominan las calles, los colmados y los motoconchos. No se trata solo de precio, sino de accesibilidad y familiaridad.
Durante más de una década, Android ha formado parte de la vida cotidiana: su interfaz sencilla, la facilidad para compartir archivos por WhatsApp y la posibilidad de reparar sus piezas a bajo costo lo vuelven ideal para quienes buscan funcionalidad más que lujo.
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“Un celular Android se arregla en cualquier esquina”, comenta un joven de Los Mina, mostrando orgulloso su teléfono con pantalla rota pero perfectamente funcional. Para muchos, el dispositivo no solo sirve para comunicarse, sino también para trabajar, vender por redes sociales, estudiar o ver videos en YouTube.
El iPhone: lujo, moda y símbolo de estatus

Mientras tanto, el iPhone sigue siendo el sueño aspiracional de muchos jóvenes en los barrios. Poseer uno representa “estar en otro nivel”. En lugares como Herrera o Capotillo, tener un iPhone —aunque sea de segunda mano— puede marcar la diferencia entre ser “del medio” o “andar en olla digital”.
Sin embargo, el sistema iOS resulta más complejo para muchos usuarios de bajos recursos. Las limitaciones para compartir archivos, los altos costos de reparación y su precio elevado lo convierten en un lujo difícil de mantener. Aun así, el deseo de tenerlo se mantiene, alimentado por influencers, artistas urbanos y la constante exposición en redes sociales.
Redes sociales: el corazón de la cultura digital dominicana

El impacto de TikTok, Instagram y WhatsApp en la vida de los dominicanos ha sido enorme. Las redes no solo entretienen, sino que también dictan tendencias y crean aspiraciones. Desde retos virales hasta la venta de productos o la promoción de música urbana, todo pasa por la pantalla del celular.
En los barrios, muchos jóvenes encuentran en su teléfono una puerta al reconocimiento: grabar un video, subir una canción o simplemente mostrar el nuevo “celu” puede significar popularidad y validación social.
Riesgos de la nueva dependencia tecnológica
Pero no todo brilla en la pantalla. La fiebre por tener el último modelo ha generado endeudamiento, robos y presión social. Muchas personas recurren a préstamos o empeños para comprar celulares caros, sacrificando necesidades básicas. Además, la exposición constante en redes aumenta los casos de robos y estafas digitales, sobre todo en zonas vulnerables.
La tecnología ha democratizado el acceso a la información, pero también ha creado una nueva forma de desigualdad, donde la apariencia digital pesa más que la estabilidad económica.
Una reflexión sobre el futuro digital dominicano
La relación entre los dominicanos y sus celulares es una historia de supervivencia, aspiración y orgullo. En los barrios, el teléfono móvil es mucho más que un objeto: es la ventana hacia un mundo donde todos quieren pertenecer.
Sin embargo, la clave está en usar esa tecnología con conciencia, fomentar la educación digital y enseñar a las nuevas generaciones que el verdadero valor no está en el modelo del celular, sino en lo que se hace con él.





