El nuevo rostro digital de República Dominicana: entre el avance tecnológico y la brecha social
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En Entérate Cómo, realizamos una investigación sobre el impacto real de la transformación digital en República Dominicana, un proceso que el gobierno promueve como símbolo de progreso y modernización.
Una investigación sobre el futuro digital dominicano
Descubrimos que, aunque el país avanza con importantes proyectos tecnológicos y una creciente digitalización de servicios, miles de dominicanos siguen al margen de ese cambio.
En los barrios, los campos y muchas comunidades del interior, el acceso a internet, la educación digital y los recursos tecnológicos siguen siendo limitados o inexistentes.
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Esto plantea una gran pregunta: ¿estamos construyendo una nación más conectada o simplemente una República Digital para unos pocos?
El impulso estatal: proyectos con buenas intenciones
El gobierno dominicano ha impulsado diversos programas para modernizar el país tecnológicamente.
Entre ellos destacan República Digital, las ventanillas únicas electrónicas, los servicios virtuales de instituciones públicas y la incorporación de herramientas tecnológicas en la educación.
Según datos oficiales, estos esfuerzos buscan reducir la burocracia, mejorar la transparencia y facilitar el acceso ciudadano a los servicios públicos.
Sin embargo, el equipo de investigación de Entérate Cómo comprobó que la mayoría de estas innovaciones benefician a quienes ya tienen conectividad estable, mientras que las zonas rurales y comunidades de bajos recursos continúan rezagadas.
“No basta con digitalizar procesos si la gente no puede acceder a ellos”,
señaló un docente tecnológico de Santiago, consultado por nuestro medio, quien advierte que educar digitalmente debe ser prioridad antes de exigir adaptación.
La vida digital del dominicano: avances y exclusiones
La expansión del internet móvil y el uso masivo de teléfonos inteligentes han cambiado la manera en que los dominicanos trabajan, estudian y consumen información.
Aplicaciones financieras, plataformas educativas y servicios digitales se han vuelto parte del día a día, pero no todos pueden participar de esa nueva realidad.
“Todo se hace por aplicación ahora, hasta para pedir una cita médica. Pero si no tienes un buen celular o datos, quedas fuera”,
expresó a Entérate Cómo una vendedora del Mercado de Cristo Rey.
Este testimonio refleja una verdad común: la digitalización beneficia a unos, mientras deja a otros aún más atrás.
Las personas mayores, los estudiantes de escasos recursos y los habitantes de zonas rurales siguen siendo los más afectados por la brecha tecnológica.
La brecha digital: el desafío que el país aún no supera
A pesar de los avances, República Dominicana sigue enfrentando una profunda brecha digital interna.
Datos del INDOTEL y el Banco Mundial revelan que cerca del 30% de los hogares rurales carecen de acceso a internet de calidad.
Esta desigualdad tecnológica no solo limita el acceso a la información, sino que también frena el progreso educativo y económico de miles de familias.
Para muchos dominicanos, la digitalización todavía es un sueño distante y no una realidad cotidiana.
Una modernización que aún excluye
La investigación realizada por Entérate Cómo demuestra que el país está dando pasos importantes hacia el futuro, pero no todos caminan al mismo ritmo.
Mientras las autoridades celebran avances en conectividad y servicios digitales, gran parte de la población aún lucha por una conexión estable o por entender cómo usarla.
La tecnología debería ser una herramienta de igualdad y desarrollo, no un privilegio.
El reto para República Dominicana es cerrar la brecha social que separa a los conectados de los desconectados, garantizando que cada ciudadano tenga la oportunidad de beneficiarse de la era digital.
En Entérate Cómo creemos que el verdadero progreso no se mide por las estadísticas, sino por cuántas vidas mejora la tecnología en la práctica.
El nuevo rostro digital del país debe ser inclusivo, humano y accesible para todos. Solo así la transformación tecnológica será un logro nacional y no un privilegio urbano.
