
La crisis en los aeropuertos de Estados Unidos sigue sin tregua. Este lunes, los retrasos y desvíos de vuelos continúan afectando a miles de pasajeros, como consecuencia directa de la falta de controladores aéreos. El problema se agrava en medio del cierre parcial del Gobierno federal, que ya suma 34 días sin un acuerdo en el Congreso, marcando uno de los períodos más críticos para la aviación estadounidense en los últimos años.
Newark y Nueva York entre los más afectados

Los aeropuertos de Newark (Nueva Jersey) y el área metropolitana de Nueva York han sido los más golpeados por la escasez de personal. Durante la mañana de este lunes, las terminales reportaron una continuidad de las dificultades que comenzaron días atrás, cuando múltiples controladores se ausentaron por enfermedad o falta de pago.
La Administración Federal de Aviación (FAA) informó que más de 98 “alertas de personal” se registraron entre el viernes y el domingo. Esta situación llevó a que Newark tuviera que reducir operaciones e incluso suspender temporalmente algunos vuelos, afectando rutas nacionales e internacionales.
Un sistema al borde del colapso

El impacto no se limita solo a los aeropuertos afectados directamente. El efecto dominó de los retrasos y desvíos está comprometiendo la eficiencia del sistema aéreo estadounidense, considerado uno de los más complejos y congestionados del mundo. Expertos advierten que si la crisis del Gobierno no se resuelve pronto, podrían aumentar los riesgos de seguridad y el desgaste operativo entre el personal restante.
Análisis: un síntoma de una crisis estructural
Este suceso revela una falla estructural en la dependencia del sistema aéreo respecto al funcionamiento del Gobierno federal. La falta de controladores aéreos no es un fenómeno nuevo, pero el cierre prolongado ha expuesto su gravedad. La FAA enfrenta desde hace años dificultades para atraer y retener personal altamente calificado, en un entorno de alta presión y desgaste emocional.
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Algunos analistas sostienen que este problema podría haberse mitigado con programas de automatización y redistribución inteligente de tráfico aéreo, tecnologías que otros países ya están aplicando con éxito. Sin embargo, Estados Unidos continúa rezagado en la modernización de su infraestructura de control.
Teorías y posibles soluciones
Entre las teorías que se discuten, destaca la posibilidad de que la escasez se deba no solo al cierre del Gobierno, sino también a una crisis laboral más profunda, donde muchos profesionales están abandonando el sector por agotamiento, bajos incentivos y falta de reconocimiento.
Las posibles soluciones pasan por aumentar la inversión en formación y bienestar del personal, acelerar la digitalización de las torres de control, y garantizar la continuidad operativa de la FAA independientemente de las disputas políticas en Washington.
Mientras tanto, los pasajeros siguen siendo los más afectados, en un panorama que refleja cómo una crisis política puede terminar afectando la vida cotidiana y la seguridad del transporte aéreo de toda una nación.





